Ocasionalmente soy visitado por amigos en mi departamento, y, ayer, vino uno de mis más cercanos.
En algunas ocasiones mi pereza alcanza picos tan extremos que me lleva a hacer algunas cosas con tal de no hacer otras.
Ejemplo en cuestión es: Cuando no tengo ganas de bajar a abrir, lanzo las llaves por el balcón al visitante para que se abra solo y suba.
Ayer fue uno de estos casos, sin embargo, el plan no funcionó a la perfección.
En primera instancia, suelo lanzarlas dentro de una bolsa de plástico, pero al ver que el viento desviaba seriamente la bolsa, decidí lanzarlas sin esta.
A continuación, lo que yo escuché en mi cabeza:
Las llaves (son dos), de alguna forma se separaron en el aire, y la que se quedó con la arandelita se enganchó de un rama bastante alta del árbol de la calle.
Después de reírnos de lo ocurrido, bajé a la puerta.
Golpeamos el árbol, lo sacudimos, me trepé hasta donde pude y lo agité violentamente. Lo mismo hizo mi amigo.
No hubo caso, estaban muy enganchadas y muy lejos como para alcanzarlas.
No hace falta aclarar que tanto vecinos como transeúntes ocasionales nos miraban raro (los que no entendían nada) y/o se cagaban de risa (los que si).
Nos replegamos a idear un nuevo plan de acción y buscar posibles artefactos y/o herramientas para la misión que acababa de volverse tan chistosa y estúpida como exageradamente divertida.
Después de revolver unos minutos encontramos dos cañas de pescar (mi abuelo era un genio, me las dejo porque él sabía que las iba a necesitar en algún punto), y como no llegábamos desde el balcón entonces decidimos probar desde la calle, con la caña mas larga y mi escalerita.
Mi amigo fue el elegido por ser bastante más alto que yo, mientras que mi tarea era sostener la escalera y evitar muerte/s.
Again, el público chocho de la vida ante tremendo show gratuito.
Mediante maniobras quirúrgicas y pacientes logró enganchar la caña con la arandela, tras lo cual lentamente la fue desenganchado de los cabitos de la muy testaruda rama que parecía no querer despedirse de su nueva mejor amiga metálica.
Finalmente, con algo de agite y fuerza bruta, tirando la rama hacia abajo, la llave fue liberada y cayo al piso.
Misión cumplida.
Pocas veces mi departamento nos ha brindado tanta diversión con una situación así de inesperada.
Crónicas de un pelotudo que vive solo - Capítulo 8
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Cositas:
árbol,
Crónicas de un pelotudo que vive solo,
llaves,
xD
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